El envión que el Presidente Chávez le acaba de dar al proceso de comunalización, ha despertado muchas esperanzas en las clases trabajadores del país, pues, sienten que la radicalización hacia una sociedad socialista-comunal está empezando a manifestarse. Por comunalización no solamente se entiende una nueva geometría del poder, sino también, él entierro del estado liberal. La comunalización debe ser entendida como el cementerio político del estado que inventó la burguesía, al mismo tiempo que debe significar el entierro de la categoría trabajo asalariado y de la división del trabajo, más el surgimiento de nuevas relaciones de producción anticapitalistas. Visto así, el estado comunal es nuestra versión de socialismo. Ahora bien, la común debe empezar por establecer su propio aparato económico en cualquiera de los tres sectores de la estructura técnico-productiva. Este empeño lo logrará en la medida que sea capaz de invertir en el desarrollo de las fuerzas productivas, el excedente económico del que dispone la nación. Este excedente en la Venezuela de hoy se denomina Renta Petrolera; un ingreso no producido internamente, sino captado internacionalmente debido al modo de operar las leyes de la acumulación del capital. Esta peculiaridad económica de la sociedad venezolana del presente, determina comportamientos ideopoliticos de los actores sociales muy alejados de los que podemos encontrar en las sociedades del llamado capitalismo clásico. En consecuencia, el socialismo en estas latitudes ha comenzado por socializar la renta petrolera y no la masa de plusvalía extraída por la burguesía criolla; en otras palabras, comenzamos expropiando al Estado antes que a los dueños privados de los medios de producción. Al mismo tiempo, se asume que deben ser los funcionarios del estado los únicos encargados de llevar adelante el proceso de comunalización, distribuyendo a discreción la renta petrolera. El propio presidente Chávez ha venido practicando esta forma de distribuir los excedentes petroleros. Este comportamiento del estado bolivariano impide que sean las propias comunidades por sí mismas, las que erijan el nuevo estado socialista-comunal y se adueñen del control y distribución de la renta petrolera.
En atención a lo expuesto, vamos a pasar revista a los principales obstáculos que a nuestro juicio, emergen con gran fuerza torpedeando el proceso de apropiación de la renta petrolera por parte de las comunas.
1.-La tradición paternalista estatal de la sociedad venezolana.
Desde los tiempos aurorales de la colonia fue el aparato estatal indiano, el que se ocupaba de trazar las grandes directrices por las que se debía orientar la implantación de la nueva sociedad. La formación de la oligarquía terrateniente fue un proceso tutelada por los funcionarios y leyes del orden colonial. Los propios indios obtuvieron ciertas prerrogativas de la Corona. En el encomendero, el gobernador, el capitán general, el cura y el Rey depositó la sociedad implantada el destino de su propia existencia. Fue tan grande el poder del estado colonial sobre la nueva sociedad indiana que la iglesia (aparato de estado) llegó a trazar las posiciones sexuales que eran aceptadas por la divinidad. Este tradición pasó integra a la nueva república y se atornilló con la llegada del petróleo. La renta petrolera le dio carácter mágico omnipotente al Estado venezolano. La superación social de los habitantes a través de la comuna ha percibida como una gracia concedida por este Leviatán.
2.-El inmenso poder corruptor del Estado Petrolero Venezolano.
A partir de la tercera década del siglo pasado, el Estado venezolano en vías de petrolización, inició una praxis de compra de conciencias para estabilizar su poder. Empezó apaciguando la levantisca oligarquía de la tierra, cediéndoles parte de la renta petrolera a través de la llamada danza de las concesiones; luego con la creación del Banco Agrícola y Pecuario en 1928 volvió a cederles parte de los ingresos petroleros que raudamente llegaban al erario público, proceso muy matizado por los ilícitos administrativos. En la década de los años sesenta, este estado utilizó sui poder financiero para traerse los campesinos a la ciudad y quebrar políticamente a la guerrilla. El Puntofijismo no fue más que una inmensa política de compra de conciencias de las clases dominadas para ponerlas al servicio de la acumulación de capital. La Corrupción administrativa ha sido la manera más expedita para trasegar renta petrolera hacia los bolsillos de la burguesía nativa. Con la compra de conciencia se ha logrado el consenso hegemónico del capital en estas tierras.
3.-La tentación Social-demócrata.
La abundancia de petrodólares sembró en la mente de los dirigentes políticos venezolanos la idea de edificar en este país una sociedad capitalista barnizada con rasgos del Estado de Bienestar. La llamada adequidad encarna esta concepción política de la Venezuela del siglo veinte. Cuando el capitalismo rentista hizo crisis hacia la octava a década de la centuria anterior, las fuerzas política insurgentes contra la IV República se propusieron corregir los males del Puntofijismo a través de una purga ética de los mandos estatales,; posteriormente, estas fuerzas aglutinadas bajo el manto del bolivarianismo se propusieron edificar una sociedad socialista en convivencia con la burguesía nativa durante el periodo transicional. El excedente económico necesario para crear un aparato productivo pos capitalista no iba a emanar de la masa de plus valor acaparado por esta burguesía, sino que se iba a extraer de la renta producida por el petróleo. Ganarse la burguesía criolla para la transición al socialismo son los sueños de virgen loca de un gran número de dirigentes políticos bolivarianos, pues, no entienden que esta clase social tiene como interés estratégico acaparar toda la renta petrolera.
4.-El fetichismo de la mercancía y la seducción del consumidor
En el venezolano promedio, el consumo exacerbado de cuanta mercancía produce el mercado capitalista, nacional e internacional alcanzó niveles de paroxismo; la bendición de una moneda fuerte apuntalada por el ingreso petrolero puso a disposición del consumidor criollo las últimas novedades del mercado. Por supuesto, ver en la mercancía un fetiche milagroso que proporcionaba el éxito individual al brinco, disparó también, el consumo a la moda sin fin: el venezolano fue seducido por los encantos del valor de cambio. EL dinero repartido a través de la comuna se le ve como medio de convertirse en pequeño propietario, antes que en comunero. Con estos valores arraigados en la comunidad, los intentos de crear una economía basada en la cooperación, la solidaridad y la igualdad, resultan bastante cuesta arriba. Nuestra juventud delincuencial mata por arrebatar un par de zapatos deportivos. El fetiche de la mercancía a llevado a que en Venezuela la vida no valga nada. Comunalizar la renta petrolera en estas condiciones, pudiera llevar directamente a una metástasis capitalista y no a la edificación de una economía alternativa.
5.-La Ausencia de Conciencia Comunal.
Para tener comunas urge la presencia de comuneros y precisamente de este actor social carece objetivamente el proceso de comunalización. El comunero debe ser un trabajador con la suficiente conciencia de clase para convertirse en enterrador del capital. Los cien años de rentismo petrolero ha dejada su impronta en la conciencia de nuestros trabajadores, al punto que éstos ven en el Estado un supe orgánico mágico que puede mejorar y/o empeorar su situación económica, escondiendo así su verdadero enemigo de clase: la burguesía trasnacionalizada. Con este acervo histórico-social, venderles la idea a nuestros trabajadores de la irracionalidad del capitalismo herido por su crisis civilizatoria, es la tarea del indio. Ante tal evidencia, la comunalización de la renta petrolera demanda la comunalización de la educación, con la finalidad de ir formando sobre la marcha al comunero libertario y agente económico fundamental de la nueva época.
6.-Las lagunas epistemológicas
Uno de los más grandes débitos de la economía política petrolera venezolana ha sido su carácter anticientífico en el tratamiento de la Cuestión Petrolera. Durante los primeros cincuenta años de historia petrolera; nuestros científicos sociales no pudieron desentrañar el secreto de la renta petrolera. La causa de tal desconocimiento reposa en una cuestión patética: los estudiosos de nuestra realidad histórico-económica no estudiaron los aportes de la economía política clásica y sobre todos, las grandes aportaciones del Marx-Engels. Estos saberes generados en la Europa del setecientos y del ochocientos contienen la llave epistémica para entender el papel de los recursos naturales en la acumulación del capital. Pero además, el desconocimiento de la economía política se hizo extensivo a la problemática en la concepción del socialismo y en la teoría de la transición socialista. Son muchos los funcionarios de estado del gobierno bolivariano que tienen un verdadero injerto de chivo con bicicleta en cuanto a la teoría del socialismo, llegándose el caso a que muchos de estos personajes homologan socialismo con el capitalismo de "rostro humano". La comunalización de la renta petrolera exige un profundo estudio de los clásicos del marxismo y los de sus escasos discípulos como Istvan Meszaros y Bernard Mommer. Sin este acervo teórico el intento de transitar al socialismo pudiera transformarse en una morisqueta trágica.
trompizvalles@hotmail.com
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