jueves, 16 de octubre de 2014

¿Qué hacer ante la caída de los precios del petróleo?


Víctor Álvarez

Los sucesos geopolíticos que antes resultaban más que suficientes para disparar los precios del petróleo, ahora no han tenido efecto. Ni la crisis de Ucrania ni el grito de guerra al Estado Islámico han podido recuperar los precios del crudo, y esta probabilidad se aleja ante la desaceleración económica mundial, incluyendo China. En tales circunstancias, luce poco probable evitar la devaluación y su costo político en un año electoral a través de un aumento de la exportación de petróleo y una considerable recuperación de los precios en el mercado internacional.  

Estas duras circunstancias parecieran sentenciar el fin de un régimen de cambios múltiples que ha generado al menos diez tipos de problemas:

1)    Desmantelamiento del aparato productivo: el anclaje cambiario impide la corrección oportuna del diferencial inflacionario entre Venezuela y el resto del mundo. Como la inflación aquí es mayor, resulta más barato importar que producir. Así, los productores se transforman en importadores y baja la contribución de la agricultura e industrial al PIB.

2)    Caída de las exportaciones no petroleras: la tasa de cambio sobrevaluada a la cual los exportadores venden al BCV el grueso de su ingreso en divisas no les alcanza para cubrir los costos domésticos. Esto debilita su competitividad cambiaria y así no se pueden mantener ni mucho menos conquistar nuevos espacios en el mercado internacional.

3)    Distorsión de precios relativos: Los que logran divisas a la tasa Cencoex tienen una  ventaja frente a aquellos que tienen que comprarlas en Sicad 1, 2 o el paralelo. Los productores/comerciantes de mayores costos salen del mercado y así se va consolidando una estructura monopólica que abusa de su posición de dominio imponiendo altos precios.

4)    Asignación ineficiente de divisas: Cadivi y Cencoex han demostrado su debilidad para lograr una asignación oportuna, transparente y suficiente de las divisas. Los prolongados retrasos castigan la producción y causan crecientes problemas de desabastecimiento y escasez.

5)    Especulación cambiaria: un régimen de cambios múltiples en el que la diferencia entre los extremos es de 16 veces (6.30 vs 100) es el incentivo perfecto para capturar los dólares baratos y después venderlos más caros, amasando escandalosas ganancias sin realizar ningún esfuerzo productivo.

6)    Fuga de divisas: la sobrefacturación de importaciones, sobrefacturación de exportaciones y deuda externa falsa o sobreestimada, son los efectos no deseados de un régimen cambiario que estimula la fuga de divisas.

7)    Déficit de PDVSA: la compañía petrolera está obligada a vender la mayor parte de su ingreso en divisas a la tasa de 6.30 Bs/$, la cual no le rinde para pagar una nómina de más de 140 mil trabajadores, honrar la deuda con contratistas, transferir recursos a las misiones y mantener al día sus pagos al fisco.

8)    Emisiones de dinero inorgánico: debido a una tasa de cambio tan desfavorable, PDVSA se ha visto obligada a endeudarse con el BCV, el cual ha emitido dinero base para adquirir los instrumentos de deuda, creando un serio desequilibro entre el mercado de bienes y el mercado monetario.

9)    Presión inflacionaria: el crecimiento de la liquidez en un mercado signado por una creciente escasez es un factor propagador de la inflación. Aunque el Plan de Divisas asignó el 80% a la tasa Cencoex para importar bienes prioritarios, cada vez son más las importaciones que se hacen a las tasas de Sicad 1 y 2, lo cual implica costos superiores que de inmediato se trasladan a los precios.

10) Fraudes a la Nación: desde las empresas de maletín hasta los “raspacupos”, pasando por el contrabando de extracción y los delitos de acaparamiento y especulación, son consecuencia de los incentivos perversos que ofrece la política cambiaria


Esta realidad le impone al Gobierno corregir las graves distorsiones que ha generado la prolongación de un régimen de cambios múltiples que luce totalmente agotado. Se impone evolucionar hacia un sistema de flotación con bandas, bajo el control del BCV. Esta sola medida sinceraría la demanda de divisas, corregiría el déficit de Pdvsa, haría innecesario su financiamiento monetario, y erradicaría los incentivos a la especulación y corrupción cambiarias. Una vez que se alcance el tipo de cambio de equilibrio, el próximo paso sería lograr una tasa que exprese la verdadera productividad del aparato productivo interno, con el impacto positivo sobre el PIB, las exportaciones no petroleras, la inversión extranjera, los turistas internacionales y la repatriación de capitales.